Nos habíamos licenciado en Psicología y teníamos ganas de poner en práctica aquello que durante años habíamos aprendido.
Teníamos ilusión por trabajar y comenzar con un futuro profesional.
En el último año estuvimos formándonos en dinámicas de grupo, participando en talleres de escuelas de padres y otras actividades orientadas a la psicología infantil, posiblemente de ahí surgió la idea de hacer una Escuela de Verano en Sonseca.
Nos pusimos en contacto con D. José, en aquel entonces director del Colegio San Juan Evangelista, quien o dudo ni un instante en apoyar nuestra empresa. Contactamos con la AA de Padres quienes se entusiasmaron y se implicaron con entusiasmo el proyecto. El Ayuntamiento nos abrió las puertas sin condiciones de la escuela de el Oteruelo. “La Cava” proporcionó el material didáctico a precio de coste y diversas empresas de Sonseca hicieron sus aportaciones con lo que pudimos financiar la actividad.
Con la participación de todos el proyecto tomó forma y así, el 1 de agosto de 1982 cuatro jóvenes abríamos las puestas de la Escuela de Verano a 25 niños y niñas entre 6 y 10 años.
¿Qué era la Escuela de Verano?
Era una actividad dirigida a los niños y niñas que habían tenido alguna dificultas durante el año escolar y se les ofrecía la oportunidad de participar en actividades extraescolares que trabajaban psicomotricidad, coordinación motora, razonamiento espacial y numérico y otras aptitudes en un contexto de dinámicas de grupo en el que se fomentaba la colaboración, las relaciones interpersonales, la imaginación y la libre expresión de sentimientos bajo un ambiente en el que los monitores planteábamos actividades para estimular distintas capacidades.
Fue una experiencia que por su intensidad marco tanto a unos como a otros y todos fuimos capaces de aprender, de disfrutar y de salir mejores personas.
Fruto de aquella experiencia son estas fotos que 36 años después salen a la luz para recordar esa Escuela de Verano que nos dejó un recuerdo imborrable y que a buen seguro nos podemos reconocer en ellas.
Mis más sinceros reconocimiento para Inmaculada Benito, Julio Sánchez y Mariano Molina, psicólogos y compañeros con los realice la Escuela de Verano y a todas aquellas personas que trabajaron ilusión para que se hiciese realidad.
Fernando Carrasco Joaniquet